En Polonia hay un hombre que se queja por el exceso de placer sexual. Y no es que Nacho Vidal se haya mudado. El individuo en cuestión estuvo preso en una cárcel polaca, donde fabricaba losas de hormigón. La máquina con la que trabajaba producía unas grandes vibraciones, tantas que tenía que apretársela sobre el abdomen para no perder el control sobre ella. Lo mismo que dicen algunos pastores sobre sus ovejas . Pero leamos las declaraciones del hombre: "Las vibraciones provocaban una eyaculación cada treinta o cuarenta minutos con el correspondiente orgasmo, solo que ahora soy estéril, porque ya no tengo esperma". El alcaide responde, suponemos que aguantando la risa: "El caso me ha sorprendido muchísimo, pero lo trato con absoluta seriedad, porque todo es posible" No sabemos cuanto tiempo permaneció el gozoso damnificado en su puesto de trabajo, pero mientras le duró el trabajo no se quejaba, ¿eeeeeh?
¿La vara electrica de las aceitunas tendrá el mismo efecto?...ummmm...aceitunassss...
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