Liam Warriner, un camarero de 22 años de Sídney, se bajó los pantalones y con un bandera australiana entre las nalgas corrió unos 50 metros al lado de la caravana de vehículos de la reina durante su visita en Brisbane, en el noreste del país.
Warriner se declaró culpable del cargo de alteración del orden público ante el juez, pero dijo que no se arrepiente de su acción y que volvería hacerlo ante cualquier otro mandatario.
"A los elitistas engreídos, con mucho gusto les mostraría mi trasero y les diría que es lo que pienso de ellos", afirmó al salir del tribunal Warriner, que se mostró "orgulloso de ser antimonárquico".
El fiscal había pedido 800 euros de multa por la acción de Warriner, quien había declarado a la Policía que no le gustaban ni la reina ni los grupos elitistas y que la suya había sido una manifestación de protesta.
El apoyo a la monarquía, principalmente entre los jóvenes, es muy fuerte en Australia, donde en 1999 se celebró un referéndum en el que el 54,87 % rechazó una propuesta para adoptar el sistema republicano.
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