30 julio 2006

Siesta "made in Germany"

Dirigentes políticos alemanes han hecho una propuesta revolucionaria: que la costumbre de la siesta se legalice lo mismo que el horario de verano.


Fue una broma de mal gusto, un delirio causado por el calor que reina en el país o una propuesta adecuada a los nuevos tiempos que imperan en Alemania a causa del anticiclón Bruno?. Nadie lo sabe, pero desde ayer, el país analiza con pasión los pro y los contra de una propuesta revolucionaria hecha por dos políticos desde las páginas del Bild, el periódico que leen diariamente unos doce millones de alemanes.
"Estoy a favor de introducir una pausa de siesta entre las 12 y las 16 horas", propuso Klaus Uwe Benneter, un dirigente nacional del partido Socialdemócrata alemán (SPD), consternado ante el sufrimiento de cientos miles de sus compatriotas que deben trabajar cuando los termómetros marcan temperaturas de hasta 35 grados. "Junto con el horario de verano es necesario legalizar una pausa de dos horas de siesta", añadió Hans Chrsitian Ströbele, uno de los dirigentes más conocidos de los Verdes y famoso por sus propuestas radicales que suele formular desde el hemiciclo de Bundestag.
Los dos líderes coinciden, algo raro en política, en que la siesta es una costumbre sana que permite a sus protagonistas recuperar energías y poder trabajar con más alegría durante el resto de la jornada laboral.
La ola de calor que sufre Alemania, es cierto, ha cambiado muchas costumbres y también ha provocado iniciativas que nunca nadie se podía haber imaginado en el país. Representantes de los trabajadores de la construcción piden a gritos una pausa que les permita huir del sol, mientras que los trabajadores del asfalto en las carreteras simplemente ya no quieren trabajar por temor a sucumbir a las altas temperaturas que sobrepasan los 60 grados.
"Se puede pensar sobre la propuesta, si tiene un efecto positivo entre los trabajadores", admitió ayer, Kai Lindemann, portavoz de la poderosa Confederación de Sindicatos alemanes (DGB), al referirse a la posibilidad de interrumpir la jornada laboral para que medio país se meta a la cama al mediodía y disfrute de una merecida siesta.
"Media hora de siesta solo aporta beneficios al cuerpo humano", admitió Ingo Fietze, director de un centro de investigación del famoso centro médico de Berlín, Charité, al defender la revolucionaria propuesta de Benneter y Ströbele
Es posible que la idea de importar la siesta de España desaparezca cuando la temperatura comience a descender en las grandes ciudades, pero la idea ha echado raíces en la conciencia colectiva de Alemania, un país donde la cultura del aire acondicionado está reservada a las grandes tiendas. Miles de dependencias públicas, pequeñas sucursales de banco, restaurantes, boutiques y supermercados carecen de refrigeración artificial. La siesta, ¿un sueño posible en Alemania o un delirio de verano causado por las altas temperaturas?.

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